La Provença francesa: Parte I
Como ya sabéis, después del verano nos tocó emigrar temporalmente a la Provenza francesa; lo que en un primer momento se nos hizo cuesta arriba fue una experiencia sensacional que me permitió abrir horizontes y explorar a fondo una nueva cultura y lugares mágicos llenos de encanto.
Tengo muuuuuucho que contaros, así que vamos a empezar dando un paseo por la Provenza para que la conozcáis un poco mejor. La Provenza es la zona con el clima más cálido de Francia y dónde nos dejaremos invadir por sus grandes extensiones de viñedos, olivos, lavandas y multitud de aromáticas bañadas por el sol provenzal.
Nuestro campamento base estaba establecido en Nimes, una ciudad con una magia especial situada entre dos regiones, la Provenza y el Languedoc-Roussillon, de modo que recibe las mejores influencias de ambas zonas. Es una ciudad romana por excelencia, y cuenta con el coliseo romano mejor conservado de toda Francia y, a pesar de su trasfondo histórico, goza de un sofisticado aire cosmopolita y muy animado, dónde se unen tradición y modernidad. La ciudad destaca por su elevada tradición taurina.
En esta región se encuentra el precioso entorno del Pont du Gard, un acueducto excepcional (el más alto de Europa), que en los meses de verano se convierte zona de picnic y baño.
Muy cerca de Nimes se encuentra Avignon, coronado por su Palacio Papal que tiene unas panorámicas impresionantes; es una ciudad también con influencia romana y coquetas callejuelas llenas de tiendas de lo más chic. La verdad es que en el palacio me sentí al mismo tiempo papesa y princesa del guisante por un día.
Un poco más al norte de Avignon nos encontramos con Orange, un pueblecito poco turístico que gira en torno a su bello teatro y arco romanos, y con un marcada costumbre mercantil.
De camino nos topamos con Pays de Gordes, no se si sus ciudadanas serán muy gordas o no, pero el pueblo, situado encima de una colina te encandila con unas vistas de lo más bucólicas, y ya si puedes hacer la ruta en este descapotable pues no es quiero ni contar… De hecho, este pueblecito fue una sorpresita que nos encontramos cuando nos dirigíamos la famosa estampa de los campos de lavanda en flor delante de la abadia de Nôtre Dame de Senanque, dónde se respira una calma infinita.
En la misma zona nos encontramos con el que, para mi, fue el caramelo del viaje, L’Isle-sur-la-Sorgue, un pueblecito muy, muy animado con un ambiente totalmente provenzal, un pueblo dónde la vida del mercado de sus productos se deja sentir y se disfruta, lo que te permite mezclarte con su lugareños, pronto os hablaré de nuevo de él.
Arlés es otro pueblecito de la zona que se disputa con Nimes el patrimonio romano mejor conservado, sus calles tienen un ambiente coqueto y afrancesado, y es un lugar muy vinculado a la vida del pintor Vincent Van-Gogh.
Un poco más al sur, en la zona de la Camarga, nos topamos con la villa Aigues Mortes en plenas fiestas, unas fiestas muy taurinas donde todo el pueblo corre detrás de los toros, y donde pudimos ver a sus ciudadanos vestidos a la antigua usanza; en esta zona se pueden probar exquisitas carnes de toro. También pudimos visitar Gard du Roi, población costera donde solían ir en tren los habitantes de Nîmes a principios de siglo.
Por esta zona también se puede disfrutar de un ambiente marinero y de camino ver los famosos flamencos rosa de la Camarga, toda una experiencia.
En otro momento de nuestra estancia nos dirigimos más hacia el este, a la zona de la Costa azul, la parte italiana del sur de Francia. Allí nos esperaba un entorno totalmente diferente a todo lo anterior, pasamos de los paisajes rodeados de viñas, olivos y lavandas al lujo de ciudades como Cannes, con su alfombra roja, su paseo marítimo y sus opulentos hoteles y tiendas.
También pudimos visitar Mónaco, una ciudad donde la realeza está muy presente, pero con una arquitectura es escandalosamente masificada.
Después de quedarnos un poco decepcionados por Cannes y Mónaco, decidimos hacer un alto en el camino y desviarnos a Peillon, una zona poco turística. La carretera que te lleva hasta ahí está llena de curvas que suben y suben, y te sientes como si no acabaran nunca. Por un momento pensamos que nos habíamos equivocado, pero entonces llegamos al pequeño pueblo. Y es que es normal que no acabara la subida llegamos al paraíso celestial, otra de las joyitas del viaje, pero mereció muchísimo la pena para disfrutar de este lugar recóndito y alejado de la explotación turística, dónde los protagonistas solamente son: el viajero, el silencio y su bella arquitectura.
Más cerca de Italia nos encontramos Niza una ciudad grande por la que merece la pena pasear, perderse por sus callejuelas del barrio antiguo y dejarse cegar por sus cristalinas aguas azules, símbolo de la costa azul.
Como véis Francia no deja de sorprender con una de sus zonas más ricas y llenas de sabor, por eso este viaje no acaba aquí….CONTINUARÁ.
¿Conocéis estás zonas?
¿Qué os parece la Provenza?
diciembre 4, 2013, 3:22 pm
Que bonito todooo… imagino que volverias encantada.Un viajecito de estos necesitaria yo 😉
Un saludo!
diciembre 4, 2013, 5:13 pm
Cómo nos ha gustado tu entrada Claire, hemos vuelto a recordar un viaje parecido que tenemos previsto publicar más adelante y que discurrió por muchos de los lugares que mencionas.
Y tienes razón: esta zona del sur de Francia tiene muchísimo encanto y unos rincones muy evocadores…
Sabes que a nosotras también nos gustó mucho L´Isle sur la Sorgue? Es tan peculiar, con sus canales, sus mercados…
En fin, esperamos la segunda parte del viaje, a ver con qué nos sorprendes..
Un abrazo.
diciembre 4, 2013, 8:25 pm
Es que el sur de Francia es de ensueño!! Que bonita experiencia, me ha encantado Clara! A mi las veces que he ido, me ha dejado absolutamente enamorada!
Un besazo y muchas gracias por compartirlo, bonita!
diciembre 5, 2013, 2:03 am
Que pasote de paisajes, se ve que disfrutaste de lo lindo. Abrazos.
diciembre 5, 2013, 8:07 am
MAdremía Claire… estaba leyendo tu post y me ha dado una melancolía increíble. Has visitado los mismos sitios que yo este verano. Y conforme leía tu redacción me daba dando más morriña. Nosotros estábamos asentados en Aviñon y desde ahí visitamos todos los pueblecitos y ciudades que has mencionado, sobre todo en la primera parte del post. La parte de la costa Azul la vimos el año pasado. A mi me encantó particularmente Aviñon, pero Aix en Provence no tiene nada de desperdicio y los pueblecitos de alrededor ni te cuento. En Nimes estuvimos un jueves para la fiesta del vino y de noche es precioso todo iluminado.
En fín, que me encanta Francia, ya lo sabes… En cuanto pueda vuelvo…
Gracias por este post tan bonito
Un beso
diciembre 5, 2013, 9:19 pm
Que preciosidad de zona!!no he estado nunca por ahí pero después de ver tus fotos tengo unas ganas…bsts!
diciembre 6, 2013, 12:36 am
Qué zona tan bonita, me encantan sobre todo esos pueblecitos joya que encontrastéis. Un beso
diciembre 11, 2013, 6:59 pm
Hola Claire, qué fotos tan preciosas!!!!!!!!!!! y tomo nota del viaje, que maravilla. un saludo conxin
diciembre 12, 2013, 8:15 pm
Madre mía, qué bonito todo y qué fotos más impresionantes. Con lo que me gusta viajar, te envidio un montón, pero es envidia sana!.
Por cierto, tienes un blog precioso =)
Un besote!!
junio 5, 2014, 10:01 am
No la conocía Clara, me ha encantado este post. Las fotos son espectaculares! Algún día espero conocer la Provenza Francesa.
Besos!