Suculent: la casa de comidas más suculenta de Barcelona

En pleno barrio del Raval de la ciudad condal, enfrente de la conocida escultura del gato de Botero, se alza Suculent.

Suculent se define como una casa de comidas de toda la vida, su filosofía se basa en transmitir la alta cocina a precio de todos, y lo hacen a través de renovar la cocina mediterránea y los platos de siempre con toques de cocina de autor.

El local, no muy grande, destaca por una decoración sencilla con cierto aire industrial, mesas de madera y taburetes forrados de saco componen una sala de unos 25 comensales y una terraza en plena Rambla del Raval. En el baño uno cubos de metal se convierten en lavabos.

La dirección del Suculent corre a cargo de Coto, un excelente conocedor de la gastronomía y Carles Abellán, reputado chef.

A cargo de los fogones se encuentra Antonio Romero que previamente paso por el Bulli, Arzak y Pic de Valence y fue calificado de mejor Cocinero del año en el fórum de Girona.

El Suculent está abierto de 9 de la mañana a la una de la madrugada abarcando servicio de desayuno a cena.

El servicio es correcto y te explica el pase de platos.

En nuestra visita quedamos muy satisfechos, puesto que la calidad de la materia prima era muy buena y la ejecución de los platos lograba transmitir sabores de siempre pero con guiños sorprendentes.

En nuestra elección nos decantamos por un cremoso de foie con cacao y maíz acompañado por unas tejas crujientes, un platillo realmente delicioso y con melosidad extrema.

Continuamos con una ensalada muy refrescante de tomate, fresón y pecorino.

Seguimos con unas sabrosísimas croquetas de vaca vieja y trompetas de la muerte, realmente un bocado que volvería a pedir en cada visita, tan deliciosas estaban que no llegaron a ser fotografiadas…

Un detalle que nos sorprendió es que el pan que ofrecen es de excelente calidad, algo por desgracia poco común en la mayoría de restaurantes, nos explicaron que procede del Forn de Sant Josep.

En los segundos mi acompañante se decantó por un pulpo a la brasa con garbanzos y butifarra negra, una versión sorprendente del clásico potaje.

Yo me tiré de cabeza a las famosas albóndigas de butifarra Cal Rovira y sepia con trompetas de la muerte que no me decepcionaron en absoluto, una explosión de sabores de lo más suculenta.

De postre elegimos unos higos de dama con cremoso de vainilla, que fue el plato más flojillo de todos, el higo solitario y ligeramente verde e insípido se quedaba corto con la cantidad de crema.

No obstante, el general nuestra visita fue muy gratificante y os recomendamos que si estáis en Barcelona y queréis probar platos renovados con sabores tradicionales no dejéis de visitar el Suculent.

El precio por comensal ronda los 25-30 euros.

Suculent

Rambla Raval 46

93.443.65.79

suculent@suculent.com

www.suculent.com